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Venta de arte ofrece una amplia variedad de obras de arte originales, desde pinturas al óleo, acuarelas, abstractos y dibujos.
Cada obra ha estado hecha a mano por el pintor Josep Marfá, artista talentoso que captura la belleza de la naturaleza y cada detalle.
Además nuestras obras de arte han dejado su huella en el mundo de la pintura.
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BIOGRAFÍA
Marfá nace en Barcelona en 1928.
Se forma bajo la maestría de Olagari Junyent, que potenció sus cualidades artísticas.
Estudia en la Escuela de Bellas Artes y Oficios de Barcelona, Academia Baixas y otras academias y escuelas de la Ciudad Condal.
En los inicios trabaja en el grafismo y la creación publicitaria, donde demuestra sus cualidades de gran dibujante.
Desde siempre compagina su facilidad por el dibujo y la creación gráfica con la pintura.
Trabajando en Gráficas Ferrer Gregori, a partir de 1946; Gráficas Español, en los inicios de 1952; Difiarte, el periodo 1972-78: funda la empresa Marfà-Ibern 1952, especializada en grafismo y publicidad, que se disuelve en 1976 y, finalmente, crea la firma Marfà que dura de 1976 a 1989.
Marfà es un pintor preocupado por el color, que integra dentro de la composición mediante una pincelada precisa, ágil y dinámica, estructurando la obra por zonas, sin buscar el equilibrio académico.
En este sentido su pintura, con el tiempo, se vuelve cada vez menos detallista y descriptiva, dando importancia al gesto pictórico, que denota una gran facilidad dinámica de trazo.
Marfa no suele elaborar pacientemente la obra, porque es un pintor inquieto y nervioso, que pinta según el estado de ánimo del momento y, además no le gusta retocarla después de haberla finalizado aparentemente.
De esta forma muchos de sus cuadros parecen inacabados, como si el color necesitara aún de una pincelada más.
Esta actitud creativa le da a la obra una sensación huidiza y de captación de instantes que consolidan su visión personal que corresponde a un hombre inquieto y dinámico.
Además, Marfà, pinta en una paleta de colores muy variada, sin embargo dentro de un mismo periodo, en una misma serie, y por lo tanto es muy difícil que presente una obra uniforme.
En este sentido cada obra empieza y acaba, pero, a la vez, existe una relación entre todas las obras de cada periodo.
Marfá es una sorpresa.
La liturgia de la pintura tiene de pronto y por fortuna esos agradables estallidos que plantean en el conjunto de la ceremonia algo inesperado.
Y es así como hace su entrada Marfá. Una aparición sabia en oficio, cargada de disciplina, de conocímiento, pero, sobre todo, de sensibilidad.
Francisco Candel opinaba de esta forma de Marfá cuando éste decidió combinar el grafismo y la creación publicitaria con la pintura.
El escritor catalán escribe que la liturgia de la pintura nos ofrece sorpresas como la de Marfá, siendo lógico en parte porque éste ,desde sus inicios, muestra una creación con personalidad própia, influida por el impresionismo en el tratamiento del color, que poco a poco se va volviendo más ágil y dinámica, buscando la expresión de la mancha, relegando la descripción de la realidad en sus series de paisajes a la anécdota.
Incluso llega un momento en que el artista catalán se plantea la necesidad de la abstracción.
Y, durante un corto período experimenta en distintas materias, conceptualizando la materia por la materia, considerándola como expresión del primer acto evidente creativo.
Después, a través de la experimentación matérica, busca la expresividad del color.
Al cabo de un tiempo abandona, finalmente, la etapa abstracta y sigue de nuevo su experimentación figurativa.
Pero, Marfá siempre tiene muy claro lo que hace porque es un artista que no se deja llevar por los condicionantes creativos que impone el mercado, sino que su instinto le incita a pintar dentro de una determinada concepción o en otra.
De ahí que, en su última exposición en Barcelona, se decidiera presentar distintas versiones de Les Rambles de la Ciutat Comtal y escenas urbanas de la Venecia antigua.
Innovando en el tratamiento del color, volviendo en algunos óleos y acuarelas de Venecia a la experimentación matérica cromática, mientras que las obras de les Rambles son más gestuales y dinámicas.
La captación de la naturaleza en la obra pictórica de Marfá es una constante, que tiene una relación directa con su afán de investigación de estructuras formales y de cromatismos.
En este sentido, considera a la naturaleza como un motivo temático, en el que se desarrolla la actividad cotidiana del hombre. Incluso, en sus obras de paisaje urbano, ésta sigue teniendo importancia, dado que procura destacar por todos los medios su presencia.
Esta actitud es una forma de reivindicar una dinámica vital más natural , en harmonía con el medio, estableciendo un discurso totalmente ecologista avanzado por mimesis.
En sus paisajes de Cadaqués o de Llança, Marfá resalta la combinación cromática que se produce al mezclar la estructura de piedra y cemento de las casas con la vegetación de las montañas circundantes y con el entramado de verdes y azules del mar.
Las casas se convierten en piedras, en tierra, mientras que los bosques o las montañas son transformados en su obra pictórica en formas informales a través de la plasmación del movimiento cinético del color.
En general la composición es dinámica, de trazo rápido. Respecto al contraste cromático, aunque evidente, sigue siendo austero.
En sus óleos de las Rambles de Barcelona, también está presente la naturaleza , a través de los plataners, acompañando con su fidelidad secular, el fluir constante de la gente, que en la obra esté representada por multitud de puntos de color; mientras que lo que se constata en primer plano o a un nivel mucho más descriptivo es la arquitectura de la zona y la visión»estética» de la misma.
Pinta Venecia, no sólo por el excelente paisaje urbano de la antigüedad que se le ofrece, sino también por una cuestión puramente de concepto.
Es decir que , aunque, es muy poco frecuente que el pintor capte el arbolado que sin duda tiene la ciudad, lo más atractivo de sus escenas es su forma de introducir la naturaleza dentro de una estructura noble arquitectónica, que en este caso , está representada por la lámina de agua, vía de comunicación de la ciudad con el mar.
Esta actitud la constatamos, especialmente en los óleos ; mientras que,con respecto a la acuarela, el poder de atracción de la lámina de agua,continúa siendo importante pero en la mayoría de obras actúa como elemento de contraste cinético y cromático con las callejuelas estrechas y las casas abigarradas y asimétricas que parecen tocarse.
Una de las constantes temáticas de Marfá es la ciudad de Venecia.
En su última exposición en la Obra Social de la Caixa de Catalunya, sala d’art Sant Jordi, hemos podido contemplar ,precisamente, una interesante serie de acuarelas del artista que muestra distintas “actitudes» de la conocida ciudad italiana.
A través de sus acuarelas el pintor catalán realiza un repaso de las diferentes opciones pictóricas.
En las acuarelas de la plaza de San Marcos y algunas que exhiben las características sensuales de las calles estrechas venecianas donde el agua refleja con su ondulación permanente la luna o las flores de los balcones de las casas instaura una poética romántica evocadora de un entorno más humano.
En este contexto resalta la intensidad cromático matérica del color, presentando una composición asimétrica, expresando diferentes visiones desde ángulos muy diversos, dinamizando la estructura pictórica.
El dibujo es otra de sus opciones pictóricas, sobre todo porque una parte esencial de su abra pictórica concede una cierta importancia al mismo, mostrando una obra muy detallada, con predominio de las anécdotas y de los detalles en la composición, sobre todo cuando describe la arquitectura de los edificios singulares.
En este tipo de obras el color está en un segundo plano y siempre en función de lo que se describe.
Otra de sus líneas de investigación se basa en presentar la combinación de estructuras formales geométricas con el dinamismo del color.
Este tipo de obra ofrece una visión consolidada gracias a las formas geométricas, mientras que el color imprime un carácter más ágil a su creación.
La asimetría de la composición es otro de sus planteamientos. Es decir que presenta enfoques angulares y seccionados de las vistas de la ciudad italiana ,tradicionalmente captadas por otros pintores dentro de un rigor académico, estableciendo un equilibrio en base a la lámina de agua, que a veces ocupa las dos terceras partes de la superficie de la obra empezando por la parte inferior y, en otras ocasiones ,ocupa en diagonal más de la mitad de la composición, instalando las casas y edificios singulares a los lados o en la parte superior, al mismo tiempo que los muestra a través de los reflejos del agua.
En general Marfá es un pintor preocupado por el color, que íntegra dentro de la composición mediante una pincelada precisa y meticulosa, pero no excesivamente marcada, estructurando, en contrapartida, la obra por zonas, sin caer en la anécdota geométrica, sin buscar el equilibrio académico final.
En este sentido su creación pictórica, con el tiempo se vuelve cada vez menos descriptiva y detallista y más ágil y cinética, aunque no renuncia, en ningún momento, a la experimentación pura en todos los sentidos. Por esta causa muchos de sus cuadros parecen inacabados, como sí el color necesitase aun de una pincelada final.
Esta actitud creativa le confiere a la obra una sensación final de fugacidad y de captación de instantes diversos que definen cual es la actitud vitalista del propio artista.
Marfá pinta Venecia, a menudo, en su obra , debido, fundamentalmente, a su carácter romántico y sensible.
Es decir que no utiliza a la ciudad inmortal italiana como motivo de Experimentación estética, sino que busca el silencio de las piedras y los gritos de 1os siglos a través de su captación de escenas cotidianas en los callejones donde se adivina el paso de la gente y su presencia pero no la refleja, surcados por láminas de agua en movimiento, debido al paso de las motoras, de los taxis acuáticos o de las góndolas de los enamorados.
También Venecia constituye , en cierta forma, un motivo de introspección personal del artista catalán, dado que a través de la plasmación de sus paisajes urbanos, nos trasmite sus estados emocionales.
La gama cromática que utiliza oscila de los blancos a los azules, verdes y rojos, destacando por su austeridad .
Es decir que su búsqueda del mito veneciano, no le impide ver la realidad del entorno, y no convierte Venecia en una excusa personal para transmitir todas sus fobias. Tampoco existe en su obra un afán de describir la realidad, ni un culto excesivo al detalle.
Continuamente van apareciendo, en diferentes zonas del paisaje urbano, edificios históricos, puertas medievales y renacentistas, que actúan más como contrapeso del color que como eje descriptivo de la composición.
También busca, con el tratamiento casi romántico del color de los cíelos venecianos, resaltar la inusitada capacidad para generar belleza que tiene esta ciudad, donde los ruidos de la circulación y de las fábricas no existen.
Sólo el murmullo, el piar de los pájaros y el chillido de las gaviotas, el ronronear de los motores, el paso disciplente de sus habitantes en invierno, establece el nexo de unión, con un tipo de vida de otra época, que sólo se puede dar en Europa en esta ciudad italiana.
Marfá busca captar este ambiente, donde al automóvil no existe, y donde la arquitectura de vanguardia tampoco da sintomas de su atractiva y desafiante presencia. Todo es un recuerdo del pasado que Marfá vive con intensidad.
J. Marfá, ha expuesto en la Obra Social de la Caixa de Catalunya, sala d’art Sant Jordi , del 17 al 30 de setiembre de 1991 una completa colección de sus acuarelas sobre la ciudad de Venecia, que se caracterizan por el tratamiento post impresionísta del color, a base de potenciar diferentes gamas de difuminados que van estructurando la composición por zonas, donde la parte dibujada es sólo un esbozo rápido.
En contrapartida, sus óleos y pasteles de Venecia son mucho más detallistas, aunque caracterizados por el tratamiento asimétrico de la composición y por la originalidad de los enfoques.
Marfá no se contenta con pintar las calles estrechas desde los puentes como hacen muchos pintores, sino que se recorre la ciudad a píe, parándose donde le parece más oportuno , independientemente de la situación y de la accesivilidad visual de la zona.
Por este motivo Marfá intenta aproximarse a la otra realidad de Venecia, a la realidad interior, elaborada por un artista inusual, que ,a menudo, parece olvidarse de las características arquitectónicas de la ciudad para centrarse en la dinámica del color y de las formas.
En definitiva Venecia es para el pintor catalán una excusa formal para plasmar sus diferentes estados de ánimo, pero siempre dentro de una temática habitual: el paisaje, en este caso paisaje urbano, con una especial atención a la austeridad del color.
La serie pictórica más interesante presentada en la Caixa de Catalunya por Marfá corresponde a las acuarelas de Venecia.
Esta colección está integrada por papeles de pequeño y mediano formato, donde presenta escenas urbanas de la Venecia antigua, sin captar la parte moderna de la ciudad inmortal italiana, Mestre, o la zona industrial de la misma.
Esta necesidad de centrarse en la parte antigua de Venecia obedece a su actitud de búsqueda romántica y también de descripción de ambientes sutiles y especialmente cuidados.
En este sentido Marfá adopta la actitud de observador de la realidad, para después resumir todas las sensaciones en unos pocos trazos que, posteriormente,termina en el estudio.
Hay una búsqueda esencial de los estados del alma a través de las piedras, que forman la arquitectura veneciana.
Es decir que la urbanidad de sus obras en acuarela es debida a la humanidad que transpiran las edificaciones, como reflejo de un pasado reciente que el pintor se resiste a olvidar, aunque tampoco su obra posee ninguna intencionalidad simbolista.
Predominan los colores limpios, intensos y oscuros, sin que estos ofrezcan una imagen ambigua, sino todo lo contrario.
Cabe destacar la gama de azules, rojos, negros, marrones, naranjas, rojos y verdes.
Esta serie de Venecia se divide en dos partes diferenciadas:
los apuntes, realizados con rapidez «in situ», realizados en lápiz o cera negros y coloreados después, donde la agilidad del trazo y la incidencia del color, apagan su fuerza descriptiva, y la serie de acuarelas y pasteles de mediano formato juntamente con varios óleos realizados a partir de algunos de estos apuntes iniciales, donde su facilidad por el dibujo lucha por imponerse por encima de su cualidad de pintor.
En definitiva Marfá presenta dos planteamientos que se van repitiendo a lo largo de su actividad artísticas: sus dotes para el dibujo, con obras paisajísticas donde se contempla la fuerza del detalle, y su predisposición para combinar colores dentro de planteamientos dinámicos.
Es un experimentador nato del color, dado que lo considera esencial para la investigación pictórica.
En este sentido Marfá, en una época anterior, incluso intenta llegar a planteamientos abstractos a través de la experimentación cromática de la materia.
Marfá demuestra también en esta etapa sus cualidades de pintor creativo y experimental, hasta el punto de que algunas de las piezas de esta corriente son de una calidad superior a la de obras pictóricas de su etapa de paisaje.
También presenta pasteles sobre papel, que suelen ser más matéricos, pero a la vez más gestuales, intentando captar las atmósferas de los paisajes urbanos de Venecia, formadas no sólo por el contraste del cielo con la lámina del agua, sino por una presencia de los cromatismos de los edificios combinados en la lejanía con los colores del cielo y los reflejos cromáticos de las casas y palacios en el agua.
Toda es movimiento y color, pero, en realidad, la ciudad de Venecia permanece tranquila. Y de ahí que también sus acuarelas sean densas cromáticamente porque el entorno también lo es. Venecia, la ciudad de la densidad poética del silencio.
Marfá presentó en su exposición de Caixa de Catalunya, Sala d’Art Sant Jordi, de la calle Manila de Barcelona, durante el pasado mes de setiembre, una colección de óleos, pasteles y acuarelas basada en Venecia y las Ramblas de Barcelona.
Destaca , sobre todo en las acuarelas y óleos de Venecia.
Su investigación de la mancha de color, su expresivo cromatismo y la agilidad y fugacidad de los trazos, que a pesar de su apariencia matérica, son más densos y sutiles que concentrados.
Mientras que , en la serie de las Ramblas de Barcelona innova, con respecto a los ángulos desde los que pinta, caracterizándose por su originalidad.